Llama la atención el contraste entre el apacible y tranquilo paisaje de llanura manchega, con viñedos, campos de cereales (o rastrojos), cuidados barbechos, algunas plantaciones de almendros, unas pocas encinas, y el agradable panorama del valle de la ribera del Júcar, sembrado de los diferentes colores de sus álamos, de sus chopos, nogales y pinos de sus laderas, de los reflejos del agua de sus meandros, de las rocas de sus peñascos, así como de los dulces sonidos de los pájaros y de los patos, y de la suave melodía del agua. Generalmente, los bosques de sus riberas son bastante salvajes, con ramas y troncos sobre el agua, con zarzas y arbustos que hacen inaccesible las orillas, salvo por las estrechas y difíciles sendas temporales que abren los pescadores en algunos tramos.

El río comienza a estrechar su cauce de manera bastante acusada en el Caserío de Bolinches (término municipal de Mahora, lindando con Valdeganga, pero más nuestro que de Mahora). A partir de entonces, los meandros encajados serán cada vez más espectaculares.
El río comienza a estrechar su cauce de manera bastante acusada en el Caserío de Bolinches (término municipal de Mahora, lindando con Valdeganga, pero más nuestro que de Mahora). A partir de entonces, los meandros encajados serán cada vez más espectaculares.
A lo largo de los 16-17 km. de ribera, el río se manifiesta así:
- Hacia el norte, el valle es ancho y de suaves laderas sobre materiales blandos (arcillas y arenas), que en los alrededores de la carretera 322, se ven acompañados de yesos, hasta no hace mucho en explotación en Los Yesares, donde han desaparecido las casas y fábricas e incluso la ermita que se encontraba allí. Aún se pueden observar los cortes de los cerros donde se extraía el yeso y coger cristales en punta de flecha de recuerdo, que son muy abundantes.
- Hacia el sur, el río se rodea de materiales más duros (calizas y margas calcáreas) que se superponen en hiladas formando un potente cerro de más de 80 m.
En general, en todo el término municipal, la vertiente sur tiene la pendiente más acusada, casi vertical en numerosos trechos, mientras que la septentrional es más suave, aumentando poco a poco la diferencia hasta la Ribera de Cubas (término municipal de Fuenteal-billa), donde el valle posee una anchura de sólo 800 m. y sin embargo se encaja a una profundi-dad de 130 m.
Como dato curioso, he aquí el censo de 1970 de los municipios principales del valle del Júcar (el mayor, con diferencia, es Valdeganga):
Alcalá del Júcar ............ 104
Cubas ............................. 196
Puente Torres .............. 34
Jorquera ........................ 723
Villa de Ves ................... 173
La Recueja .................... 713
Villalgordo .................... 1.540
Valdeganga ............ ...... 2.450
La parte del término municipal que queda fuera de la ribera, se puede clasificar del siguiente modo:
1.- Un trozo pequeño (sobre la décima parte del total) se encuentra al norte del río Júcar; se conoce como “Cuestas de Mahora”, o “Tierras del otro lado” y se ha ampliado mucho con la compras de terrenos del término de Mahora que han realizado los agricultores de Valde-ganga. Son tierras de secano muy aptas para el cultivo de cereales y uva.
2.- En la parte meridional, limitando con los términos de Albacete, Casas de Juan Núñez y Chinchilla, se encuentran dos casas de labor muy importantes por la extensión y volumen de sus cultivos de regadío, de sus ganados y de productos derivados, como leche y queso de gran calidad: la Casa del Pozo y las Casas del Monte. Entre las dos ocupan casi la sexta parte del término.
3.- Hacia la parte oriental, lindando con Casas de Juan Núñez, también se han extendido con sus compras las posesiones de los agricultores de Valdeganga; incluso gran parte de “El Sabinar” y sus alrededores les pertenece, siendo del término de Jorquera.
4.- El resto, incluido el que limita con las tierras del municipio de Albacete, es de gran uniformidad en sus características: terreno de secano llano o ligeramente ondulado, dedicado a cereales y vid mayormente, con muy pocos árboles; en la parte este, hacia Casas de Juan Núñez, existen algunas lomas y pequeños cerros no cultivables, junto con trozos de tierra excelente.
La altura mayor del término es de sólo 697 m., que se encuentra cerca del km. 2 de la carretera de los Yesares, mientras que la menor corresponde a 590 m. (al pasar Moranchel).
Si pudiésemos remontarnos al siglo XI, observaríamos la cantidad de bosques que había en el término de Valdeganga (al igual que en todos los pueblos de limítrofes), de los que aún quedan pinos en determinadas zonas (en realidad, muy pocos...) y algunas encinas, muestra del cambio experimentado con la tala de árboles excesiva y la exagerada roturación de tierras para conseguir zona de cultivos.
Por último, no se ha de olvidar que la Cañada real de los Serranos, vía pecuaria muy importante a lo largo de la Edad Media, que atraviesa el término camino del río y después de pasar al otro lado vuelve otra vez al Júcar más debajo de Moranchel. No es de extrañar que haya habido conflictos entre ganaderos y agricultores en Valdeganga, a pesar de las ordenanzas que trataban de evitarlo. Durante mucho tiempo los ganaderos eran los privilegiados, pero se fueron roturando y cultivando poco a poco más tierras, con lo que pasó a primer término la agricultura, como se va reflejando en las ordenanzas sucesivas.
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